La primera vez que escuché este tema de Bob Dylan fue en la escena que abre Watchmen. Esta escena, para ser más específicos. No sé si la canción me gusta tanto como la relación con su tamaño en mi memoria, pero creo que se me grabó a fuego por el espacio que sí terminaría ocupando Watchmen. Todavía sigo diciendo que es una de mis películas favoritas… y van varios años. Me acuerdo incluso que cuando estaba en cartelera veía el póster –yo tendría diez años…– y pensaba “qué película berreta, mirá cómo se quisieron copiar de batman con ese tipo búho”.
Después pasó mucho tiempo y la vi. Y leí el cómic. Y me hice muy cercano a la figura de Alan Moore, y leí cómics increíbles: me acerqué de nuevo a La broma asesina, conocí La cosa del pantano y V de Vendetta. Es algo muy hermoso que las cosas te sorprendan, pero aún más hermoso es que las cosas te obsesionen.
Viste cómo esquivo decir algo sobre que hace mil años que no te escribo? Quizás es porque se acortó la distancia. Me vuelvo de nuevo sobre una de las primeras veces en que te escribí para repetirte lo que me dijo mi psicóloga acerca de que la escritura es una excusa para conjurar la distancia. El lado B, por supuesto: sin distancia, no hay relato. Con todas las implicancias que esa idea tiene. Resta, por supuesto, preguntarse si entonces toda escritura es un relato.
No tengo mucho que contarte que no sepas. Amo este espacio en el mundo, pero eso ya lo sabés. Estoy muy subido al dibujo y a la animación en particular, pero eso también lo sabés. Las cosas acá se acomodaron muy rápido en una rutina que me gusta mucho: dibujo como forma de trabajo, todos los días, de muchas formas. Fue muy hermoso reencontrarme con el tatuaje.
En el mundo del dibujo, estoy particularmente subido a los espacios gigantes. Una suerte de intento de lo sublime que se parece a la forma en la que siento que Moebius lo concebía. Mi cuñado me dijo este fin de semana: “vi tus dibujos, te voy a dar este libro”. Es un arquitecto de mitad de s. XX. Seguro si te digo el nombre lo ubicás vos, pero el libro está lejos y yo sentado en la pc, en una pausa en el trabajo.
Nos deseo, para no extenderme esta vez y prometer escribir pronto una vez más, cosas que nos sorprendan, pero también –y sobre todo– cosas que nos obsesionen.
Te quiero mucho.
Fer.